Fin de año 2020: Reflexiones

Creo que cómo mínimo este año 2020 se merece algunas reflexiones, ya que poner palabras a una vivencia emocional intensa como la que hemos atravesado en lo particular y en lo colectivo, nos ayuda a transitar hacia el futuro, nos ayuda a reparar, a elaborar nuestras pérdidas, a rescatar el aprendizaje, y abrirnos a lo nuevo.

Este año nos ha confrontado en muchos aspectos, nos ha hecho ver que lo constante es siempre el cambio, que la vida no espera, fluye y no se detiene; nos ha hecho confrontarnos con esa sensación de falso control que a veces tenemos. Y nos ha hecho experimentar en primera persona, de una forma tal intensa y en ocasiones desgarradora, con la incertidumbre; a veces hasta doblegarnos y hacernos ver que cada día es una oportunidad de disfrutar de lo cercano, de lo cotidiano,… y cuando veo esto con perspectiva, me digo que gran aprendizaje.

Este año hemos podido transitar por diferentes emociones, que a veces hemos podido sentirnos como en una montaña rusa emocionalel miedo, esa emoción básica que nos alerta ante posibles peligros, casi que se ha mantenido a flor de piel; y la hemos gestionado de la mejor forma posible, con las herramientas que en su momento hayamos tenido; y ha estado bien.

Si bien es cierto, la ira, el dolor, la tristeza, la frustración, la soledad también se han mostrado ante nosotr@s. Pero también la alegría por esos pequeños logros, la ilusión, la esperanza, el amor, la solidaridad, el compañerismo, el disfrute por los pequeños detalles de la vida; el volver a reconectar con lo verdaderamente importante, el parar y respirar, el dejar de vivir en lo automático.

La pandemia es un evento que de una forma u otra nos ha atravesado a tod@s -de forma más consciente o no-, es un hecho histórico que nos ha tocado vivir. Pero también es cierto que cada un@ lo afrontado de la mejor manera que ha sabido hacerlo, y también ha sido totalmente válido pedir ayuda, porque esta situación nos superaba; y también ha estado bien.

 

También podemos decirnos que el 2020 es un año que nos ha hecho darnos cuenta todo lo “resiliente” y “creativos” que somos  y que podemos ser.

 

Seguramente que much@s hemos descubierto habilidades y destrezas que estaban ahí y que no habíamos potenciado; algunas de éstas nos habrán ayudado a transitar los momentos más difíciles del confinamiento, y otras habrán venido para quedarse. El tejido social se hizo tan evidente con esas cadenas de solidaridad hacia los/las personas que lo necesitaban, desde espacios como nuestras comunidades de vecinos, barrios, municipios, etc.

Cierto es que hoy tenemos más estrellas en el cielo, y que duele, y yo me pregunto ¿cómo no va doler? Si marcharon de forma inesperada y en condiciones difíciles, y reconocer esto es muy doloroso, es una pérdida difícil de afrontar, que requerirá su tiempo para transitar el duelo, y quizás también requerirá de ayuda externa. Y eso también estará bien.

 

Es indudable que a cada un@ de nosotras nos ha tocado vivirlo de diferente manera, desde lo personal y profesional.

 

  • Yo particularmente me quedo con el disfrutar de esos pequeños momentos de paz y tranquilidad conmigo y mi familia, porque esos me los puedo llevar a cualquier lugar.
  • Me quedo con la posibilidad y la necesidad de parar porque es necesario y reparador, me quedo con lo de priorizar mi tiempo y la dedicación a mis personas.
  • Me quedo con reencontrarme con historias de mi vida personal narradas por mi hermano.
  • Me quedo con Cucú, Lulú y Cuca -mascotas infantiles que nos ayudaron a trabajar con l@s peques y sus familias-.
  • Me quedo con la imagen de Lilibeth cantando y haciendo manualidades con los peques y sus familias.
  • Me quedo con el acompañar a las familias y con tod@s las personas que puede ayudar a afrontar diferentes procesos emocionales y psicológicos.
  • Me quedo con las innumerables sesiones de formación de aromaterapia que brindé, con los talleres para padres y madres en torno a la crianza respetuosa que cada semana daba luz en las conexiones con el equipo y las familias.
  • Y me quedo con mi familia, en sus múltiples formas, la que he formado, la de origen, la extensa, la política y mi red de amig@s que se han mantenido ahí a pesar de todas las circunstancias difíciles que hemos a travesado.

 

Y te pregunto: ¿Tú con qué te quedas del 2020?

 

Recordemos que la vida sigue fluyendo, os deseo un buen inicio de año, permítete hacer lo que necesites y sientas, una vez que abraces a tu sombra, caminarás más ligero.

 

Este año nuevo te deseo, mucha ilusión para empezarlo; esperanza y energía para vivirlo y transformarlo; dicha y amor para disfrutarlo cada día; que fluyas con la vida para soltar lo que ya no es; y Resiliencia para renacer las veces que haga falta.

 

¡A por el 2021!