¿Te has sentido alguna vez abrumada por un ataque de ansiedad, angustiada por no saber a causa de qué irrumpen en tu vida?
Pues déjame compartir contigo, que uno de los factores que muchas veces está presente, es el reprimir y suprimir nuestras emociones en nuestro día a día. En este artículo, exploraremos cómo esta tendencia puede llevarnos a desencadenar una ansiedad a niveles muy álgidos y qué puedes hacer al respecto, especialmente si estás conviviendo con este malestar.
Reprimir y suprimir: ¿qué significan realmente?
Aunque estos términos se usan a menudo como sinónimos, tienen diferencias clave:
Reprimir ocurre de manera inconsciente. Es un mecanismo de defensa en el que nuestro cerebro “esconde” emociones, deseos, pensamientos o experiencias intensas o dolorosas para protegernos.
Suprimir, en cambio, es un acto algo más consciente. Sabes que sientes algo, pero eliges no expresarlo o no enfrentarlo. Como a veces os digo en consulta, “lo guardamos en el cajón”.
En ambos casos, estos mecanismos se activarán cuando la persona sienta que se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo; en todo caso las emociones producto de ese malestar o conflicto no desaparecen. Al contrario, quedan almacenadas en nuestro cuerpo y mente, esperando un momento para manifestarse, a menudo de formas que no esperamos, como los ataques de ansiedad.
Cabe recordar que este tipo de mecanismo nos consumen mucha energía vital, y es habitual que podamos notarnos más cansadas y fatigadas.
La conexión entre emociones reprimidas y ansiedad
Imagina que es viernes y te apetece prepararte un rico potaje, vas a la cocina coges la olla a presión, elijes la legumbre, echas el agua y la pones al fuego. Sabes que, para una buena cocción, cuando la presión de vapor aumente dentro de la olla, ésta se irá liberando a través su válvula. Pero imagina que esta válvula por donde se libera ese vapor, está bloqueada; qué pasaría. Posiblemente verías con alarma como todo ese vapor empieza a salir de una forma violenta por los bordes de la tapa, la olla se movería de una forma agitada y temerías que explote.
Pues al igual que el vapor de esa olla se va acumulando y aumentando la presión que no puede salir, al reprimir y/o suprimir lo que sentimos, creamos una acumulación interna de tensión emocional que en algún momento el cuerpo y la mente tendrán que liberar, que a menudo podrán manifestarse mediante síntomas físicos y psicológicos.
Los ataques de ansiedad pueden ser esa liberación/ explosión virulenta de ese vapor de la olla que necesita salir para liberar la tensión que hay dentro.
Es importante recordar que las emociones reprimidas, como la ira, la tristeza o el miedo, entre otras, pueden generarnos estrés continuo en nuestro sistema nervioso. Esto aumenta los niveles de cortisol y adrenalina, lo que puede llevar a sentirnos constantemente en alerta, como si algo malo fuera a ocurrir en cualquier momento. Y este estado de “hiperactivación” será terreno fértil para los ataques de ansiedad.
Y te digo más, desde mi experiencia clínica en mi consulta de psicología, las personas que he tratado por ataques de ansiedad, la gran mayoría presentan diferentes niveles de dificultad para relacionarse y gestionar sus emociones, siendo los mecanismos de represión y supresión muy habituales.
Estás experimentando ansiedad, te interesará conocer la técnica de respiración abdominal profunda para regular tus emociones, empiézala a practicar.
Cómo identificar si reprimes o suprimes emociones
Es posible que te preguntes: “¿Cómo sé si estoy reprimiendo o suprimiendo lo que siento?” Aquí te dejo algunas señales:
- Tienes dificultad para identificar o nombrar lo que sientes.
- Evitas hablar de tus emociones o minimizas tus experiencias (“No es tan grave”, “No debería molestarme”, “No es importante que yo comparta esto”, “Para qué voy a preocupar a otros ya tienen bastante con lo suyo”).
- Notas molestias físicas sin causa aparente, como tensión muscular, dolor de cabeza o problemas digestivos, sensación de nudo en el estómago, dificultad para dormir, insomnio.
- Sientes que cualquier pequeño desencadenante puede hacerte explotar emocionalmente. Como si vivieras en una continua explosión de emociones.
- Experimentas ataques de ansiedad recurrentes sin una causa clara.
- Te sientes con un estado de ánimo bajo.
- Experimentas pensamientos en bucle.
Consejos para gestionar tus emociones y reducir la ansiedad
Si crees que reprimir o suprimir emociones puede estar contribuyendo a tu ansiedad, no estás sola. Desde mi consulta de psicología he conseguido ayudar a muchas mujeres con ansiedad, y éstas han conseguido reducir el malestar y mejorar la relación con sus emociones.
Aquí te dejo algunos pasos prácticos que puedes empezar a implementar desde hoy en tu día a día:
- Aprende a conectar e identificar tus emociones
Dedica unos minutos al día a reflexionar sobre cómo te sientes. ¿Qué emoción predomina? ¿En qué parte de tu cuerpo la sientes? Puedes usar un diario emocional para externalizar tus emociones, tus pensamientos y liberar tensiones.
- Practica la autoaceptación
Permítete sentir sin juzgarte. Recuerda que todas las emociones son válidas, incluso las que consideras “negativas”. La tristeza, el miedo y la rabia cumplen una función importante en nuestra vida.
- Habla de lo que sientes
Compartir tus emociones con alguien de confianza o una terapeuta es un gran paso. Compartir lo que nos sucede nos ayuda a externalizarlo, a ver lo que nos sucede desde otro punto de vista, alivia la carga emocional, nos ayuda a sentirnos acompañadas y a corregularnos.
- Realiza actividades que liberen emociones
El ejercicio físico, la danza, el arte pueden ser formas saludables de dar salida a lo que has estado reprimiendo. Te invito a buscar una forma que sea amable y útil para ti.
- Practica la relajación consciente
Técnicas como la meditación, la respiración profunda o el mindfulness son herramientas efectivas para reducir el estrés acumulado y bajar los niveles de ansiedad.
- Busca apoyo profesional
A veces, trabajar con nuestras emociones requiere más que esfuerzo personal, escuchar un podcast o leer un libro. Un enfoque terapéutico integrativo y sistémico puede ayudarte a comprender la raíz de tus emociones reprimidas y a transformarlas de manera saludable. Si estás considerando un tratamiento de ansiedad en Madrid o en formato online, estoy aquí para ayudarte.
Rompiendo el ciclo: el camino hacia una vida libre de ansiedad
Reprimir o suprimir emociones puede parecer una solución a corto plazo para gestionar el malestar, pero a la larga, contribuye al desarrollo de problemas como los ataques de ansiedad. La buena noticia es que puedes aprender a gestionar tus emociones de forma consciente y saludable, recuperando tu equilibrio emocional.
Recuerda: tus emociones son tus aliadas no son el enemigo. Son una brújula que te guía hacia lo que necesitas. Escúchalas, atiéndelas y permite que trabajen a tu favor. Al hacerlo, no solo reducirás los ataques de ansiedad, sino que también vivirás una vida más plena y conectada contigo misma.
¿Te has sentido identificada? Comparte tu experiencia o pregunta en los comentarios, y juntas exploraremos formas de vivir con mayor bienestar emocional.
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